Algunos pueden pensar el arte como una simple intención de un artista de expresarse, otros consideran el reconocimiento internacional como la razón de ser de los artistas.

El artista cubano Kcho utiliza el arte como herramienta de vida, y al tener su estudio en el barrio Romerillo ha llevado el arte a una comunidad carente de él. No solo ha construido un enorme recinto con galerías, talleres, un teatro, una biblioteca y muchos espacios abiertos para la creación, sino que ha emprendido una especie de intervención artística en la comunidad, esparciendo obras de Spencer Tunick, Andy Warlhol, Amelia Peláez y Mariano Rodríguez por parques, paradas de autobús, tiendas y las salas de casas de gente común.

El hecho de que ninguna de estas obras haya sido robada o dañada es evidencia suficiente del impacto positivo transformador de esta iniciativa. Como suele decir el propio Kcho: “La gente responde al respeto con más respeto”.